Podemos definir La Gracia de Dios como el favor que el Señor otorga ha aquellos que no tienen mérito propio para recibirlo, a los cuales no se le demanda ninguna compensación. La Gracia les otorga a los hombres gratuitamente bendiciones que no merecen, que no pueden ganarse. Esta Gracia encuentra al pecador indigno e inmerecido de cualquier bien de Dios antes de poder beneficiarlo en gran manera.
El trato de Dios con la creación es de pura gracia. No hay nada que el hombre merezca de Dios. Desde la creación del hombre, su caída, hasta la ruina en la que nos encontramos hoy por el pecado, Él nos ha mostrado su gracia al salvarnos de la condenación por medio de su Hijo, aunque nuestra condenación es justa, La gracia de Dios se ha manifestado al darnos salvación gratuitamente por la fe en Cristo Jesús.
Las Escrituras que:
El Evangelio es llamado; el evangelio de la Gracia (Hech 20:24)
La Gracia es eterna (2 Tim 11:9)
La Gracia es gratuita (Rom. 3:4)
La Gracia es soberana (Rom. 9:13)
Somos salvos por gracia, no por obras (Efesios 2:5-8)
Somos justificados por gracia (Gálatas 2:21)
Recibimos vida eterna por gracia (Rom 6:23)
La gracia nos libra del pecado (Rom 6)
Cristo nos trajo esta gracia (Juan 1:17)
Esta Sublime Gracia es proclamada en el Evangelio (Hech 20:24). Si esta proclamación no contiene este elemento, donde Dios beneficia al pecador con su perdón, su amor, su justicia y la vida eterna gratuitamente por Cristo, entonces, no es el evangelio. Cada día debemos entender y confiar en “que somos sostenidos únicamente por la gracia de Dios”. Fuera de ella, no hay posibilidad alguna de poder recibir algún bien o favor de él. Meditando en esta hermosa verdad, nos daremos cuenta día a día de lo indigno que somos, de nuestra falta de méritos y bondad. Esto motivará nuestra humildad y adoración, al mismo tiempo que nuestra dependencia en la obra de Jesús aumentará. Si vivimos pensado que hay algo que Dios nos debe, o creyendo que hemos ganado y merecemos algo de él, solo alimentamos nuestra auto-justicia y orgullo. Todo esto es pecado y nada mas nos mantiene lejos del Señor. El llamado de Dios es a renunciar en arrepentimiento al pecado y ha poner nuestra fe en Jesucristo para recibir su perdón y la vida eterna.
Él nos ha mostrado su gracia al salvarnos de la condenación por medio de su Hijo, aunque nuestra condenación es justa, La gracia de Dios se ha manifestado al darnos salvación gratuitamente por la fe en Cristo Jesús.
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